martes, 26 de febrero de 2008

NARRACIÓN DE NORA CUELLO

Sobre la autora
Nora Cuello nació en Córdoba el 29 de enero de 1962. Cursó sus estudios en el Instituto Pío XII y en la Facultad de Ciencias Económicas donde se graduó en Contadora Pública Nacional en el año 1987. En el año 1996 ingresa nuevamente a la Universidad de Córdoba para obtener el título de Profesora en Ciencias Económicas. Si bien su profesión ha tenido más que ver con números que con letras, su pasión por la escritura se ha manifestado en ella desde temprana edad, latiendo mansamente hasta que la vida misma la sacude fuertemente su ser al punto de grabar sus primeras páginas.
Desde el año 1992 se inclinó profesionalmente a la docencia, actividad que le permite ganarse el sustento. Ejerce actualmente en diferentes colegios de nivel medio desarrollando los contenidos de materias como: Economía, Derecho comercial, Sistemas Administrativos, ect. Reconociendo que su punto fuerte son los conocimientos en economía, disciplina que asocia fuertemente a la sociología y la esencia misma del ser humano.
En el 2003, luego de recuperase de una grave enfermedad y para afianzar su salud, obedeciendo a una intensa necesidad de comunicarse, comienza a escribir sus Memorias de un corazón.


EL SECRETO DEL CERRO PELADO

Agosto de 2005. El aire es puro y limpio, el agua quieta y espejada, la luna llena, única fuente de luz en medio de los cerros.
Fue una clara noche de agosto, aquella en que Luis y yo viajamos juntos por primera vez a ese lugar paradisíaco plagado de energía y misterio. Una aventura perfecta: mis hijas estaban con su padre, Luis estrenaba un auto, el clima y nuestro tiempo libre acompañaron la odisea.
Luis me hablaba mucho de su querido Cerro Pelado. Allí realizaba sus prácticas de buceo.
Me contó, por ejemplo, que en el invierno del 2002 cuando estaba recién llegado de Tucumán, sin trabajo, separado y con graves problemas económicos, fue con su amigo del alma a escaparse del mundanal ruido a ese bello lugar. Mientras toda la Argentina seguía de cerca el campeonato mundial de futboll, ellos dos, disfrutaban del asadito y la naturaleza.
¡Luis tenía en sus ojos de almendra la soledad del Cerro Pelado!.
Nuestros primeros charlas reflejaban mucho de ese costado suyo: “ el autismo”, como él lo llamaba. Se reconocía a sí mismo introvertido, solitario, temeroso, y con una tristeza que lo acompañaba desde la infancia.

Nosotros nos conocimos hace más de veinticinco años. Luis pasó por mi vida en aquellos años sin pena, ni gloria. No tengo recuerdos significativos de aquellos días, es que él era la sombra de su hermano, quien sí tallo tiernamente mi interior.
Lo recuerdo sentado en el living de mi casa de soltera, escuchando silencioso alguna de nuestras osadas canciones, en una tarde de mate y guitarra . “Desde el abismo” era su tema favorito.
¿Quién podía saber entonces, que su vida estaba al límite de un abismo? ¿Quién podía imaginar cuanto dolor escondía detrás de aquel aspecto de bondad campechana? .
El dolor de haber sido el quinto de seis hermanos que invadían la atención de sus padres sin dejarle nada para él. El dolor de sentirse descuidado, desatendido por su propia madre. El dolor de ser ignorado por su padre. ¡A mí no me daban ni la sopa!, solía decirme resignado, para explicarme que desde muy pequeñito tenia que resolver solo sus problemas. Luis no hizo nada para conquistar la atención de sus padres, solo se metió para adentro, reprimiéndose y sufriendo en silencio.
Pero...., ¿qué fue lo que nos unió después de 25 años? , ..y sin dudas hizo que la historia entre nosotros dos diera un giro de 180 grados, ahora puedo afirmar que me dejo ¡muchas,......... pero muchas cosas!.
Fue Eduardo quien le paso a su hermano mi teléfono. Anteriormente Eduardo me había dicho que tenia algo para contarme sobre Luisito, ¿adivina qué? , me dijo. A lo que respondí: “estará por ser papá (yo sabía que aún no tenia hijos). No, ..... esa no era la respuesta. Se había separado de la segunda pareja con la cual convivió por más de un año y medio.
Una tarde de marzo de 2005, Luis me llamó por teléfono, para que le pasara a mi hermana, Nancy, su número. Quizá con el afán de concretar aquello que nunca pudo cuando era adolescente. En esa oportunidad aprovechamos para charlar distendidamente, .........yo sabía que era martillero público, de modo que le hice algunas preguntas de tipo profesional, a las cuales respondió gentilmente. Al tiempo esa situación nos unió más y más.
Me sentí atraída por él. Más allá de sus bellos ojos de almendra y su tupida barba blanca, me atrajo su historia de sufrimiento, desapego, abandono, a la que compare con la mía. Él encontró en mi una persona diferente a las que poblaban su universo de relaciones. Yo encontré en él un oído atento, un caballero tierno y seductor a la vez.
Los dos tuvimos el coraje de intentarlo una vez más!. En aquella primera salida, mientras disfrutábamos de un espectáculo de tango, percibí su atracción hacia mí: Me tomo la mano en una suerte de contacto afectivo, ¡había buena vibración!
Eduardo dejó un lugar vacante en mi corazón, que fue ocupado por su hermano y al mejor estilo de las novelas brasileras :¡ todo queda en familia!.
Yo sentía que aquel sueño de vivir plenamente una pareja había cobrado sentido para mi vida otra vez.
Aquel muchacho tímido y opacado, que no supo dejarme nada en mi juventud, ... ahora en la adultez sobrepaso toda expectativa. Me dejó un cúmulo de emociones que galopaban en mi pecho y como jinete desbocado, salieron para sacudirnos a los dos.
Un domingo de mayo, después de haber telefoneado con él, no pude contener dentro mío la ansiedad de confesarle que me sentía fuertemente atraída por todo él.
Pero..... ¿qué hacíamos con su hermano?, .... y ¿con mi hermana?..... fue fácil: simplemente los dejamos a un lado. Así comenzó un romance que duró poco más de un año. Ese mismo domingo, alrededor de las 10 de la noche, busque alguna excusa para mis hijas, pisé a fondo el embrague, puse la primera y me fui a verlo. Al entrar a su casa no tardo en acercar su boca a la mía .......... y aún más. Pero algo no resulto como esperábamos. ¿Será pudor?, se preguntaba, mientras afirmaba convencido:”Nunca antes me había pasado esto”...... Ese episodio no deseado, fue la punta del ovillo que desató el nudo de una trama compleja de relaciones, que en un comienzo no comprendí. Su temor a comprometerse con las mujeres, la tristeza de su mirada, sus cambio de humor, su miedo a volver a sufrir, fueron signos que me llevaron a descubrir su secreto.
Había que ensayar varias alternativas:¿ una enfermedad?, ¿un complejo?, ¿un bloqueo psicológico?, ¿qué?......
Sin embargo nunca me preocupo demasiado su falta de potencia sexual, había otras cosas que compensaban con creses. Era gentil, romántico, se reía de mis bobadas, yo sentía que mi vida estaba en la de él. De hecho se preocupaba por todo lo que me pasaba. ¡Era muy gratificante para mí dormirme sobre esa tupida alfombra plateada que recubría su pecho!
Supe extraer de aquella persona opacada por el miedo a sufrir, los mejores sentimientos.
Luis a mi lado se conecto con la fuerza del universo. Cada uno de sus poros segregaba la sabía de la vida. ... Y fue tango, volcán, dulce melodía y canción esperanzada.
Las fuerzas del bien estaban triunfando.
Pero llegó el verano, y con él mi ausencia por veinticinco días. El 10 de enero me fui con mis hijas, mis hermanas y dos de mis sobrinos a Brasil. Fueron unas vacaciones maravillosas, la sola idea de reencontrarme con el mar me excitaba. A Luis también lo invite, pero no acepto, y como no tengo por costumbre manipular la voluntad de las personas, simplemente respete su decisión. Luis estuvo en un todo de acuerdo con ese viaje, incluso me ayudo a solucionar un problema que tuve con mis finanzas, el día que compre los pasajes.
Pero él después de ese enero, nunca volvió a ser el mismo. Algo muy serio paso en mi ausencia........,su amigo Edgar con su influencia negativa comenzó a ganar terreno.
Edgar es un ser nefasto, se puede percibir sin esfuerzos la oscuridad de su aura. No siente respeto por nadie, se burla osadamente de todas las mujeres que se acercan a Luis.
Hasta el final del año anterior, nuestra relación con Luis era perfecta, y seguramente eso molestaba mucho a Edgar. Luis me confeso en varias oportunidades que su amigo estaba mal, incluso , me dijo que temía que se suicidara.( Su padre había muerto de esa manera).
En febrero ese miedo de Luis desapareció misteriosamente.
Yo regrese en vísperas de mi cumpleaños, y Luis había planeado volver a al campamento que sus amigos armaron por esos días en el Cerro pelado. Aquí aparece en escena un matrimonio muy especial, que solo tenia relación con Luis y con Edgar, de hecho planeaban pasar juntos fechas como el primero de año, que con buen criterio Luis prefirió pasar junto a mí.
Lidia, (la esposa) tenia una riza burlona, como ocultando cosas y un doble discurso, mostraba no estar muy conforme con su pareja, siempre estaba agrediendo a su marido. Miguel, por su parte, a pesar de su aspecto amable, siempre eludía las conversaciones interesantes para mí: como amor de pareja, sexualidad, lealtad, compromiso. Con ese grupo de gente solo se podía hablar de frivolidades.
La tarde del viernes 27 de enero, Luis me sentenció: ¡No sé que harás vos, yo me voy al Cerro Pelado! .... bueno le dije, después de estar 25 días sin vos.....,¡solo quiero que estemos juntos aquí o en tu cerro pelado!. Y por supuesto prepare sin vacilar mi equipaje.
Fue muy evidente que a mí, ....sus amigos, no me esperaban. Lo peor fue advertir que su amigo del alma, Edgar , a quien sí esperaban, brillo por su ausencia.
¿Por qué a mí no me esperaban, ¿Por qué Luis se mostró frió y distante durante los dos días que pasamos ahí?¿Por qué no acudió a la cita Edgar? ¿Qué había pasado en mi ausencia?. En aquellos días del verano, no tuve respuestas para estos interrogantes. Pero, sin lugar a dudas estos hechos, fueron mojones que se me presentaron en el camino hacía la verdad. Tampoco pude en ese entonces descifrar los variados códigos que ellos tenían, por ejemplo ese brindis que efectuaban friccionando los vasos, como insinuando un deseo de fricción corporal o algo similar.
Con ánimo de encontrar respuesta y sosiego, busque en los confines de mi alma herida unos recuerdos para encontrar alivio. Y encontré datos que hablaban por sí mismo sobre la personalidad de aquellas “amistades”.
En septiembre del año 2005, a Luis le robaron un auto, ninguno de sus selectos amigos se hizo presente desde el apoyo moral ni desde el logístico. Solo nos tuvo a mí, que con mi determinación de recuperar el vehículo , lo alenté durante las 48 horas que duró la pesadilla, y a Eduardo, que lo acompaño hasta la cede policial para reconocer el auto y recuperarlo.
Otro episodio que evidencia la superficialidad de esas personas fue aquel que trascurrió en una de las visitas al Cerro Pelado. Una luminosa tarde de octubre el grupo de buceo (incluido Luis) había decidido sumergirse en el lago. Las únicas personas que quedaron en la superficie fuimos Edgar y yo. Cuando Luis se alejó lo suficiente de la costa al punto de confundirse con la bruma, me fui desde la playa hasta la carpa aproximadamente a un kilómetro de ahí , con la idea hacer una siesta. Necesariamente tuve que pasar por el centro de operaciones del instructor de buceo (un gran comedor). Una vez en la carpa, sentada distendidamente en la puerta, advertí la mirada sigilosa de un par de ojos azules que se me acercaban como felino a su presa.
-Edgar, me asustaste, ¿queres un mate?, pregunte para romper el hielo.
-No, gracias.
- Un cigarrillo.
- No fumo.
- Entonces, .... ¿qué será?, pregunte ya desconcertada.
- Te vi pasar tan solitaria y aburrida, ¿ quizá necesites buena compañía?, dijo vacilante.
- No será por mucho tiempo, Luis saldrá del agua en 15 minutos.
Ni bien termine de pronunciar la palabra minutos, se fué por donde había venido.
Yo por mi parte mande a mi subconsciente ese recuerdo y nunca lo liberé., ¡vergüenza ajena, seguramente!.
Hoy, ese hecho me sirve para comprender su “modus operandus”: acosar, atacar y luego presionar y manipular.

Cinco meses después de aquellos confusos episodios del verano, revise una y otra vez en mi mente cada palabra, cada elemento, cada llamada que Luis realizó y recibió antes , durante y después de nuestra última visita al misterioso dique. ¡La punta del ovillo comenzaba a vislumbrarse!
Luis había tenido una invitación a nadar en esa cálida noche del 27 de enero, también recibió muchos mensajes un su celular, en uno de ellos Miguel le preguntaba: ¿con quien venís?... ¿cómo? Exclamé yo,¡ acaso no saben que ya estoy en Córdoba.!, es obvio que vas conmigo, le dije en forma enérgica. Miguel no pudo disimular su frustración al verme llegar con él. Por mi parte, no me despegue de Luis ni un solo instante., por lo que no pudieron sumergirse en el agua., pues yo, no fui invitada a la fiesta.

Uno, con los años pierde la capacidad de asombro. Esto explica porque no tuvimos encuentros íntimos esa noche ni la siguiente.
A parir de ese momento, la negatividad fue envolviendo nuestra relación más y más. Jamás volví a sentirme cómoda entre esos amigos tan raros que tenía él.
La sospecha de ¿quiénes eran realmente?, ¿qué papel jugaban en la vida de Luis? ¿Hasta que punto manipulaban su voluntad?¿qué influencia tan macabra ejercían sobre él?........... y otras tantas sospechas poco a poco me quitaron la paz.
Luis llegó a decirme en el mes de mayo, refiriéndose a nuestra relación:”¡ esto esta llegando demasiado lejos!” , como si estuviera amenazado o presionado por estas personas, que, a juzgar por sus conductas, era previsible el ejercicio de algún tipo de violencia moral .
De hecho en los últimos días juntos , la presión lo ahogaba cada vez más. De esos círculos no se sale fácilmente, sé que lo intento, pero las fuerzas del mal ganaron esta batalla.

La vida humana es una lucha inclemente entre el bien y el mal. El budismo sostiene que el cielo y el infierno habitan dentro nuestro. Luis vendió su alma al diablo, y el mismo demonio lo poseyó. Con la desolación que tenía su alma cuando regreso de Tucumán: sin trabajo, sin pareja, sin hijos, sin esperanzas......, seguro le fue imposible rechazar el ofrecimiento de Edgar: cursos “gratuitos” de buceo. Esta dialéctica entre mente-cuerpo; cielo-infierno; razón-emoción atormento su vida largo tiempo.
Estoy segura de algo: Luis luchó para librarse de la influencia de Edgar, pero la baja autoestima que siempre se tuvo, fue caldo de cultivo para una manipulación perfecta.
Prueba de esto fue el desenlace de nuestra relación.
Después de escuchar a un Luis quebrado, que confeso una vez más la angustia que lo oprimía y una grave confusión existencial: “No sé que quiero en la vida”; me abrazo para despedirse. En esa comunicación profunda comprendí al fin su impotencia.
¡No podía con semejante dolor, causado por su propia vergüenza!
Pero yo tenía derecho a la verdad, necesitaba escuchar de sus labios que aún deseaba, todo aquello que nos aliviara a los dos. Esto último,.... no paso. Si paso, en cambio, un arrebato mío reclamándole por vía telefónica una explicación, pues me ví de súbito en medio de un romance entre hombres reprimidos que no tenían el coraje de revelar la verdad.
Su repuesta fue: “¡Son cosas mías!, ¡publicalo por internet, ¡¡¡Me sacaste un peso de encima!!!”.
Veinticuatro horas después, nos encontramos cara a cara. Su rostro lucia desencajado, de sus ojos desorbitados emanaba mucha bronca. Pero no bronca conmigo, que fui un brote de paz y optimismo en medio de tanta podredumbre.
La bronca era con su propia vida : ......¡por no poder transformar sus tendencias enfermizas!..... ¡bronca por no tener la valentía de enfrentar a su madre!,..........¡bronca por no saber aceptar ayuda!.
¡Mal puedo esperar yo, que me comprenda, pues si no ha podido comprender la causa de su ira!.
¡Mal puedo esperar yo, que me escuche!, si no se sabe escuchar a él mismo.
¡Mal puedo esperar que me ame!, porque no sabe amar. Nadie puede amar a otra persona si no ama su propia personalidad. Aceptando los propios errores y debilidades, y transformándolos después; valorando las propias virtudes, que seguro existen.... en fin , si no amamos nuestra vida, no podemos amar a nadie más. Y entonces no podremos disfrutar de aquello que todo ser humano sea hombre o mujer busca en este mundo: “Ser Feliz”.
Quien puede reconocer que en su interior habitan sentimientos negativos como la envidia, los celos, la lujuría, y tiene el valor de depurarlos,... solo quien puede realizar este audaz viaje interior , podrá brillar con esa luz que le es propia.
Por eso amigos, al final de esta historia, afirmo con certeza que : “LA FELICIDAD ES SOLO CUESTION DE CORAJE”.


Podría yo, no haber nunca escrito esta historia. Podría yo no haber nunca descubierto el origen de aquella tristeza inherente de la mirada de Luis. Podría yo no haber nunca roto las cadenas que me ataban a mis miedos, a mis culpas y a las relaciones enfermas que propicié. Podría hoy seguir transcurriendo por el mundo indiferente al dolor, a la injusticia, a la mentira. De ser así tampoco nunca hubiera experimentado plenitud en los brazos de un compañero, ni mucho menos, llegar al punto “G”. Tampoco podría gozar de cada vínculo sincero que siembro día a día.

Las personas que pasaron por estos capítulos, simplemente pasaron: mis padres, mis hijas, mis amistades, mis parejas, mis compañeros de trabajo, mis alumnos..........
Pasan también los billetes que ganamos con mayor o menor esfuerzo. También pasan las prendas que guardamos celosamente en nuestro placard, y hasta el auto que se aloja en el garaje esta esperando ser reemplazado algún día. Hasta nuestro cuerpo nace, cumple su ciclo y muere........
Pero hay algo que queda, y trasciende al tiempo, a la distancia y hasta a la misma muerte.
Ese “algo” son aquellas emociones que albera el corazón. Cada recuerdo nos trae una sensación buena o mala, según sean los sentimientos que despertaron en su momento.
La tumba de mis padres no se llevo ni la bronca, ni la gratitud que aún siento por ellos.
Bronca, porque no me prepararon para afrontar la adversidad, tuve que aprenderlo sola.Gratitud, porque me dieron lo más sagrado que existe en el planeta: “ LA VIDA”.

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